Durante su estancia en la Universidad de Valladolid, ya dentro del Grupo de Electromagnetismo, Antonio desarrolló un trabajo de investigación de carácter estrictamente teórico que se centró básicamente en el estudio de configuraciones complejas de campo magnético mediante tediosos cálculos de desarrollo multipolar. No le interesaba nada la física experimental y a la hora del reparto de las tareas docentes siempre trataba de evitar los laboratorios. Su interés por la física experimental comenzó a partir de 1978 en la Universidad Autónoma de Madrid donde fue Profesor Adjunto de Electricidad y Magnetismo. Este interés por los experimentos de laboratorio se potenció más tarde en su nuevo destino en la Universidad de Sevilla como Catedrático de Electromagnetismo.

La plaza de Profesor Adjunto la obtuvo mediante concurso-oposición celebrado en Madrid a mediados de 1978. El examen se componía de tres ejercicios de los cuales el segundo era el más temido pues había que desarrollar un tema elegido por el tribunal de entre tres sacados a suertes de un total de unos 80-100 temas del programa presentado por el concursante. Para la preparación del tema antes de su exposición el candidato disponía de un tiempo de unas dos horas. Pues bien, Antonio, que se alojó en el céntrico Hotel Conde Duque, llevaba en el coche todos los libros (y muy pocos apuntes) necesarios para la preparación del tema. Cuando salió del hotel y fue a buscar el coche para ir a la Facultad de Física de la Universidad Complutense de Madrid donde se celebraban siempre estas oposiciones, no lo encontró. Lo había dejado mal aparcado en las inmediaciones del hotel y se lo había llevado la grúa municipal. Tuvo que ir rápidamente a pagar la multa y recuperar el coche llegando con el tiempo justo para examinarse.